segunda-feira, 24 de agosto de 2009

¿Qué es ser un líder?

Macarena del Campo

Investigando al respecto del concepto y límites de este adjetivo me encontré con aportes muy interesantes por parte del libro “Iberoamérica ante el siglo XXI”[1], y artículos varios de Harvard Business Review[2].
La Real Academia Española –que tuvimos el orgullo de visitar- define al líder como una “persona a la que un grupo sigue reconociéndola como jefe u orientadora”. Pero personalmente creo esta definición queda escueta para lo que verdaderamente debe ser un líder, y consecuentemente debemos ser cada uno de nosotros.
Felipe González realiza un aporte interesante al respecto, estableciendo que la característica fundamental de quien dirige grupos humanos, o que influye en el proceso de toma de decisiones vitales para los demás, es tener capacidad para hacerse cargo del estado de ánimo de los otros; tener la capacidad para que si ese estado de ánimo es bueno, se pueda mejorar y, si es malo, cambiarlo. Sumado a que se debe tener conciencia de qué oferta se es y qué valor se añade a los demás, lo que hace que uno sea dueño y emprendedor de su propia vida.
No obstante, es importante diferenciar el liderazgo de la gestión, como dos sistemas de acción distintos y complementarios. En tanto la gestión se ocupa de enfrentar la complejidad, el liderazgo lo hace respecto al cambio y ayudar a enfrentarlo mientras se atraviesa.
Asimismo, se pueden establecer seis estilos de liderazgo que surgen de diferentes componentes de la inteligencia emocional, y se emplean conforme las situaciones a las cuales se enfrenta un líder –cual bolsa de palos de golf donde cada palo es escogido según las exigencias del tiro. Entonces, se distinguen:
-los líderes coercitivos que exigen cumplimientos inmediatos, apropiado ante emergencias o transformaciones
-los líderes orientativos que movilizan a las personas hacia metas y estrategias de una organización, por lo que brindan una clara visión u orientación para todos
-los líderes afiliativos capaces de crear lazos emocionales y armonía, quienes gestionan construyendo vínculos afectivos fuertes
-los líderes democráticos quienes crean consenso mediante la participación en decisiones que afectan las propias metas
-los líderes ejemplares que esperan excelencia y autonomía y fijan altos estándares para el desempeño, obteniendo rápidos resultados de un equipo motivado y competente; y
-los líderes formativos quienes desarrollan a las personas para el futuro.
Seguramente nos hayamos identificado con uno o varios estilos, pues un líder suele exhibir más de un estilo, empleándolos flexiblemente. Podríamos preguntarnos cuál es, entonces, la combinación óptima de los diferentes estilos de liderazgo. Pues no es una respuesta sencilla, aunque investigaciones al respecto han resultado en el denominado “líder de nivel 5”: un individuo que combina una extrema humildad personal con una intensa voluntad profesional, y con importantes ambiciones no para sí mismos sino para sus organizaciones.
Entonces, de ahora en más y enriqueciéndonos con los aportes que nos brinda la literatura al respecto, debemos procurar demostrar que no en vano nos han etiquetado como jóvenes líderes iberoamericanos, e intentemos llenar ese cheque en blanco con las características propias de un “líder de nivel 5”.

[Macarena del Campo es Uruguaya, Licenciada en Estudios Internacionales por la Universidad ORT y miembro de la Conexión Iberoamérica. Próximamente comenzará a cursar el Master en Estudios Internacionales de la Universidad de Barcelona]

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